Blog muerto, día difícil

Supongo que a todos les va un poco chunga la vida porque el blog está más muerto que el corazón de alguno. Quería escribir algo importante aquí que animase a la gente y nos hiciera a todos reflexionar (o al menos decir "Ay, qué inteligente es Kenny"), pero no se me ocurre más que una queja en general de cómo está estructurada esta sociedad. Lo que me anima es pensar en épocas y lo que me consuela es saber que yo sé a dónde voy.

Comentaba este último punto con David Manzo el otro día. Hablaba que de adolescente yo me comparaba a mis amigos no-cristianos y no me convencía de que yo fuera más feliz, ni más inteligente, ni más "iluminado" (por decirlo de alguna forma) que ellos. Dudaba a menudo del cristianismo como "la solución". Es más, llegué a pensar que no es "la solución" (sigo pensándolo). Pero poco a poco, mientras pasaban los años, se complicaban los problemas y la vida en general, y ya no te decían cómo tenías que vivir o qué tenías que hacer, empecé a percibir una gran diferencia que deslumbraba: yo sabía a dónde iba con mi vida.

No sé a dónde voy en una mentalidad corto-placista. No sé de qué trabajaré en los siguientes años, o dónde viviré o siquiera qué amigos tendré. No sabría leer mi futuro y decirte que todo me va a ir bien, o mal, o que tendré este juguete o habré alcanzado aquél objetivo. Hay gente que tiene esto, pero siguen sin saber el "a dónde voy" final. Yo sé que Dios me lleva al mejor de los mundos (mucho mejor que el que nos cuenta Liebniz), y que él está personalmente involucrado en hacer que mi vida llegue al máximo. Y sé que le sirvo y que vivo su reino. Y que todo lo demás: lo que pasa hoy, de qué trabajo mañana, con quién me relaciono, incluso qué tipo de familia tengo...entre dentro de esos planes y tiene sentido para él. Y eso me basta.

Extraigamos fuerzas de lo que sabemos y no de lo que dudamos, porque lo demás ya se irá resolviendo.