Los que hemos conocido a Dios, los que hemos entregado nuestras vidas a Jesús muchas veces nos hemos quedado en vivir vidas cristianas, escuchar a Dios, involucrarnos en la iglesia, escuchar las mismas predicaciones, enfocarnos en vivir de la forma más cristiana posible. Hemos introducido en nuestro día a día lo poco que hemos conocido de Dios, las pequeñas verdades que nos han sido reveladas. Y sí! vivimos vidas aparemente cristianas, amamos a Dios, seguimos a Dios pero nos hemos quedado ahi.
Es como si vas a una comida pero sólo tomas el aperitivo. Nos alimentamos sólo de canapés. Día tras día. Hemos dejado el solomillo, el pescado y sí, incluso hemos pasado del postre. Nos hemos conformado con migas.
Pablo cuando escribió a los Colosenses -un grupo de cristianos maduros, fuertes- les animó a descubrir el misterio que escondía la Palabra de Dios. ¿De qué trata este misterio?. Durante años, antes de que Cristo muriera en la cruz, la vida de los hombres y mujeres que amaban a Dios estaba regida por códigos y leyes -el Antiguo Testamento-. Su relación con Dios estaba reglamentada estrictamente por sacrificios y mandamientos. Sólo unos pocos tenían acceso a la revelación.
De repente, la muerte de Cristo,con todo lo que ello implica, permite el acceso a las riquezas que esconde el conocimiento de la palabra de Dios.
Pablo recuerda a los Colosenses (1:25-27) que su mision en la vida es presentar la palabra de Dios en su “plenitud”, es decir, el “misterio que ha sido escondido por siglos y generaciones y que ahora ha sido revelado a los santos‘’. La Palabra de Dios es un misterio que ha sido escondido por siglos y generaciones y ahora tenemos acceso a el. Es un mundo por descubrir. Hemos probado pero queremos más.
Pablo ora por los Colosenses y pide a Dios que les de "las riquezas" que proceden de entender completamente su Palabra. Qué increible descubrimiento saber que nuestras vidas cristianas no tienen que resumirse a seguir los mandamientos, dar diezmos, ir a conferencias, sino que hay un misterio por descubrir. “Señor queremos descubrir las riquezas que proceden de entender completamente tu Palabra, revélanos el misterio. Hemos probado pero queremos más. No nos conformamos con migajas".
Es como si vas a una comida pero sólo tomas el aperitivo. Nos alimentamos sólo de canapés. Día tras día. Hemos dejado el solomillo, el pescado y sí, incluso hemos pasado del postre. Nos hemos conformado con migas.
Pablo cuando escribió a los Colosenses -un grupo de cristianos maduros, fuertes- les animó a descubrir el misterio que escondía la Palabra de Dios. ¿De qué trata este misterio?. Durante años, antes de que Cristo muriera en la cruz, la vida de los hombres y mujeres que amaban a Dios estaba regida por códigos y leyes -el Antiguo Testamento-. Su relación con Dios estaba reglamentada estrictamente por sacrificios y mandamientos. Sólo unos pocos tenían acceso a la revelación.
De repente, la muerte de Cristo,con todo lo que ello implica, permite el acceso a las riquezas que esconde el conocimiento de la palabra de Dios.
Pablo recuerda a los Colosenses (1:25-27) que su mision en la vida es presentar la palabra de Dios en su “plenitud”, es decir, el “misterio que ha sido escondido por siglos y generaciones y que ahora ha sido revelado a los santos‘’. La Palabra de Dios es un misterio que ha sido escondido por siglos y generaciones y ahora tenemos acceso a el. Es un mundo por descubrir. Hemos probado pero queremos más.
Pablo ora por los Colosenses y pide a Dios que les de "las riquezas" que proceden de entender completamente su Palabra. Qué increible descubrimiento saber que nuestras vidas cristianas no tienen que resumirse a seguir los mandamientos, dar diezmos, ir a conferencias, sino que hay un misterio por descubrir. “Señor queremos descubrir las riquezas que proceden de entender completamente tu Palabra, revélanos el misterio. Hemos probado pero queremos más. No nos conformamos con migajas".
4 comentarios:
Sí! Queremos solomillo!
yo es k con tapas uff me encantan, y eso son entrantes
pero si no nos referimos a comida, también quiero un salmón al horno.
yo quiero postre también.
gracias por recordanos esto eva.
Creo que voy a preguntarle a Dios que que hay de segundo porque tengo ganas de cambiar de plato.
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