miércoles, 2 de abril de 2008

Omnipresencia y el estado de omni-acercamiento

Es un hecho que acepto totalmente que el humano siempre meta la pata. En lo relacionado a Dios esta realidad no cambia. Seas quien seas, y tengas la disciplina espiritual, física y mental que tengas, te equivocas, pecas, caes y, en último término, te alejas de Dios. Y esto ocurre cada día y a veces hasta cada hora. Sólo Jesús pudo mantenerse en constante unidad con Dios, y nosotros no somos ni seremos Jesús jamás, por mucho que nos pese.

Por otro lado, sabemos que Dios es omnipresente. Siempre está en todos los lugares. Siempre y en todo, y por eso se usa la palabra "omni" para no quedarnos sólo en la dimensión temporal o sólo en la física. Hagamos lo que hagamos y caigamos en lejanía de Dios las veces que caigamos, él sigue allí. Pero va aún más allá. Cuando estamos alejados de él, incluso cuando nos hemos apartado voluntariamente, Dios siempre está lanzando intentos de conectar con nosotros de nuevo. A esto le llamo el estado de omni-acercamiento.

Si bien es cierto que nuestro Dios está en todos los sitios, lo que es aún más anonadante es que no está quieto. Es un Dios activo, el "Dios que está allí y no está callado" en palabras de Schaeffer. Su actividad se centra en cautivarnos. No tomarnos cautivos, sino fascinarnos y cautivarnos con una relación apasionante que nos hace vivir en otra dimensión. Dios existe en un estado de omni-acercamiento hacia nosotros. Lanza señales, belleza, incluso crisis o situaciones que hacen reflexionar, para que podamos volver a estrechar lazos con él como Padre, Madre o incluso Amante. Nosotros tenemos la libertad de decir que no, y lo hacemos a menudo (con lo que hemos solemos conocer como "pecado"), pero él no cesa de lanzarnos poesía para enamorarnos y volver a acercarse. El perdón, el amor, la caridad, misericordia y gracia se encarnan en él en ese proceso constante, hasta el punto de enviar a su hijo a morir como el acto sumo de su omni-acercamiento, y dejarnos el Espíritu Santo como una especie de medio terrenal que tiene la capacidad de acercarse a nosotros en un plano más emotivo si se quiere.

Ése es el Dios al que quedo eternamente agradecido y que nos provoca un estado de alabanza y adoración contínua. Y en esa alabanza y esa adoración nos encontramos con él en aún otra de sus acciones de omni-acercamiento, y tenemos comunidad con el Dios del universo cuando en realidad sólo vinimos a adorarle. Nos encontramos en el hogar que fuimos creados para ocupar, dentro de su presencia, y todo parece tener más sentido y sentimos otra vez. Y nuestras meteduras de pata son cubiertas de gracia, borradas de su memoria, alejadas de nosotros como el este del oeste. Santificados, volvemos a vivir como deberíamos y disfrutamos de la relación más pura y apasionante que hay.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto no podemos llegar a ser como Jesús pero si seguir su ejemplo.
1Juan 2:6 "El que dice que permance en él, debe andar como él anduvo"

Y es verdad una vez que el Señor nos atrapa con ese amor tan grande es dificil salirse, si te alejas o dejas de hacer algo como alabarle cada madrugada sientes que algo te falta, te sientes incompleto y El esta siempre alli para recordarnos que esta con nosotros.

Alguien le hacia esta pregunta al pastor de mi iglesia:"-¿Porque sabiendo que Dios es tan grande y misericordioso con nosotros, hay gente que aun sabiendo esto se aleja de El?-"

Bendiciones y abrazos desde Miami

ERika

Kenny dijo...

No sé responder a la pregunta que le hicieron a tu pastor, pero sí sé que pasa, y que yo soy uno de los primeros que se aleja, y sabiendo quién es Dios y conociéndole de primera mano. Es un misterio, al humano le gusta bastarse por si mismo, y caer, y estar melancólico, y tener motivos para despreciar, y no amar...