Dios realmente habla

Siempre me sorprende cómo lo hace Dios, porque siempre acaba hablándote. Como abras el oído un segundín, TOMA, ya te ha dicho algo y te quedas helado.
Ayer pasó eso, al menos para mí. Nico compartió algo de su corazón y era justo algo con lo que estaba luchando en mi interior. Dios me habló claro, directo, y bastante más allá de lo que Nico se podía imaginar que estaba compartiendo, porque poco tenía que ver directamente con él. El caso es que si escuchas, Dios habla. Me es imposible negarlo, aunque quisiera intentarlo.
Cierto es que a veces hay silencio, pero generalmente coincide que anteriormente nos ha hablado algo y no se acaba de cumplir, no acabamos de terminar la tarea inicial. Pero en cuanto realmente necesitamos una respuesta, él está allí para dárnoslo. Otras veces que parece que hay silencio, es que no le estamos escuchando. Y otras veces, a lo mejor no son palabras lo que él quiere que sintamos, sino otra cosa, o que elijamos solos nuestro camino, basándonos en la palabra escrita que nos ha dado y el espíritu santo que ha dejado que more entre nosotros (¡Gracias a Dios!).
Sólo quería decir eso. Sintámonos privilegiados de ser entregados a Jesús y que así el Padre nos puede hablar. Sintámonos honrados de haber encontrado una familia que escucha a Dios y comparte eso para que todos podamos seguir nutriéndonos del pan verdadero y eterno (Juan 6) que nos hace crecer y entender.